Horacio Rovelli|
El actual gobierno argentino es fruto de una coalición para vencer al frente neoliberal de Cambiemos, pero sustenta su modelo económico en una burguesía parasitaria y rentística que se subordina al capital financiero internacional.
Y, así como no se puede diferenciar, por ejemplo, qué le pertenece a la quebrada agroexportadora Vicentin SAIC y que es de Glencore y, como a su vez en Glencore tiene participación el fondo de inversión BlackRock, lo mismo ocurre con la estrategia de creer que se puede hacer una Nación independiente y soberana con ese sector.
BlackRock fue acusado en el año 2014 por la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner de buscar «desestabilizar» a la Argentina, cuando ese fondo le compró a Paul Singer (CEO del fondo buitre N M Elliot) la imprenta Donnelley, que se presentó en quiebra y despidió 400 trabajadores. Dos años después, el gobierno de Macri le pagó a Singer toda la deuda que reclamaba, los intereses y las costas judiciales.
BlackRock reconoce participación en la Argentina en el Grupo Financiero Galicia, y en los bancos Macro y Santander. Es accionista de YPF y en el grupo Mindlin (Edenor, Transportadora de Gas del Sur, Pampa Energia), Central Puerto, Loma Negra, IRSA. Telefónica, Coca Cola, Bayer, Procter & Gamble, Tenaris, Mercado Libre, TGN, Arcos Dorados y Adecoagro.
Tenaris es una empresa metalúrgica subsidiaria del grupo italiano Techint, líder mundial en la producción de tubos de acero sin costura para la industria del petróleo.. Produce además tubos de acero con costura (soldados), servicios para la industria de la energía y otras aplicaciones energéticas. Está constituida en el Gran Ducado de Luxemburgo, y tiene fábricas en todo el mundo, incluida la Argentina.
Tanto la familia Rocca, que son los principales accionistas del grupo Techint, como sus empleados de confianza como Héctor Zabaleta y Luis Betnaza, quienes debieron hacer acuerdos con la Justicia argentina como arrepentidos cuando Paolo Rocca dijo desconocer que se había pagado cien millones de dólares para facilitar la indemnización por la expropiación de Sidor en Venezuela[1], aparecen en todas las investigaciones de fuga de capital que hiciera la Cámara de Diputados de la Nación.
Y por supuesto en la lista que da a conocer el periodista Horacio Verbitsky [2] de la fuga de 86.200 millones de dólares en la gestión de Cambiemos, donde afirma: “El Grupo Clarín, Techint, Arcor, Pampa Energía y Aceitera General Deheza están entre los mayores responsables de la fuga de capitales durante el gobierno del ex Presidente Maurizio Macri”.
De acuerdo al cálculo que estima la salida de capitales en 86.200 millones de dólares, sólo 853 empresas adquirieron divisas por el 73,8%, lo que demuestra la concentración del dinero en unas pocas manos muy poderosas.
“Accionistas de esas empresas como Héctor Magnetto, Paolo Rocca, Luis Pagani, Marcelo Mindlin y Miguel Acevedo conforman hoy además el sector que presiona al gobierno de Alberto Fernández para que mejore la oferta para el pago de la deuda contraída bajo la ley de Nueva York, al tiempo que se aprovecha de las medidas paliativas para el pago de salarios en medio de la pandemia del coronavirus”, dice Verbitsky en la nota.
Pelea desigual y futuro incierto
El Ministro Martín Guzmán, encabezando la delegación argentina, batalla contra los fondos de cobertura. No se puede precisar quiénes son los propietarios de los títulos de los títulos de deuda argentina que administran BlackRock, Fidelity, PIMCO, Templeton, Greylock, Gramercy, Ashmore, Fintech, que totalizan la mayor parte de los 66.200 millones de dólares que están en moneda extranjera y en jurisdicción extranjera.
Tampoco es claro cómo se relaciona esa titularidad de activos que administran los fondos de cobertura con la fuga de capitales (en la gestión de Cambiemos nos endeudamos por más de 100.000 millones de dólares pero 86.200 millones fueron comprados por residentes del país y fugados en su mayor parte al exterior).
En la negociación de la deuda y cuando la Argentina presentó su primera propuesta de pago, la respuesta se la dio el mexicano Gerardo Rodríguez (ex Subsecretario de Finanzas del Presidente Felipe Calderón de México 2006-2012) y en ese momento representante de BlackRock en América Latina: “Ustedes no saben con quién se meten”.
Es más, el abogado Dennis Hranitzky [3], representante del grupo financiero Exchange Bondholders Group (que se sumó a BlackRock en rechazar la propuesta argentina) se atrevió a decirle al gobierno argentino: “Lo que nos tienen que mostrar (en la propuesta) es un sacrificio que duela”.
Que la (central sindical) Confederación General del Trabajo (CGT) firme con la Asociación Empresaria Argentina (AEA) que fueron los promotores del golpe militar del 24 de marzo de 1976 [4] y sus principales beneficiarios y hoy máximos fugadores de capitales y socios de los fondos acreedores, proponiendo: “La inserción inteligente de la Argentina en el mundo”.
Y destacando que “se aspira a un resultado positivo en las negociaciones con los acreedores externos”, se entiende solamente desde la subordinación a la lógica financiera, sin dignidad ni vergüenza.
La historia de nuestro país desde que nos dimos el primer gobierno patrio enfrentó y enfrenta dos modelos, uno de defensa de la pampa húmeda y el puerto y su subordinación al exterior vía endeudamiento, y el otro, el de los que defienden el mercado interno, el trabajo y la producción nacionales.
Para los primeros sobra territorio y gente, su negocio está en formar parte de las cadenas de valor del sistema económico mundial dominante y para eso cuentan con la tierra más fértil del mundo, más algún grado de industrialización de la producción primaria (manufacturas de origen agropecuario), actividades extractivas (y a como dé lugar).
Y alguna industria que amparada por el Estado (en subsidio energético, en garantizarles un mercado cautivo, en financiamiento a tasas promocionales y en el “regalo” de las privatizaciones), como es el caso de la siderurgia y el aluminio. Pero en todos los casos los trabajadores son vistos como un costo, más que como un potencial consumidor.
Ese país pequeño y para pocos requiere de un patrón de acumulación internacional y sujetarse a normas e intereses del extranjero. Son los europeizantes del siglo XIX y la primera mitad del XX, para subordinarse a las grandes corporaciones con eje en los Estados Unidos desde la segunda mitad del siglo pasado y ahora, personalizadas en los Larry Fink y demás CEOs de los Fondos de cobertura.
La Argentina solo puede crecer si crece el poder adquisitivo y el número de los trabajadores ocupados. El único modelo de desarrollo (crecimiento con distribución del ingreso) es si nuestro mercado interno se fortalece, y ellos lo saben, por eso acumulan lo máximo que pueden (y fugan la mayor parte del capital también), endeudan al país para hipotecarlo y dejarlos a ellos como garantes de la civilización y la integración a los mercados financieros mundiales en una sociedad espuria en contra del pueblo argentino.
Si esa es la verdad, no es subordinándose a los falsos federales que seremos independientes y soberanos y para ello se necesita ser libres y dueños de nuestro destino.
En síntesis
La Argentina cuenta con abundantes recursos naturales, la pampa húmeda, valiosos minerales, petróleo y gas, una cantidad importante de trabajadores disponibles y una capacidad ociosa considerable en su industria y comercio, con un potencial muy fuerte en la construcción.
Ordenado el tema de la deuda y superada la pandemia, tiene todas las condiciones para crecer y hacerlo en forma sostenida y distribuyendo ingresos. Todo ello depende de fijar grandes objetivos y caminos para llegar a ellos, que sean consensuados por la población y que se lleven a cabo con responsabilidad y disciplina.
Pero el primer paso es saber a ciencia cierta quiénes son los verdaderos dueños de los títulos de deuda y qué hicieron con los dólares los mayores compradores de los 86.200 millones de esa divisa fugados del país. Es ahí donde creemos que las líneas paralelas dejan de serlo, porque se cruzan.
Porque Argentina va a pagar una deuda que no es tal..O en todo caso que el acreedor argentino diga que es el dueño de ese título y no se escude en los fondos de cobertura.
Notas
[1] Igual conducta tuvo en Brasil cuando los ejecutivos de la siderúrgica Tenaris/Techint fueron denunciados por haber «pagado ventajas indebidas» al entonces director de Servicios de Petrobras, Renato Duque
[2] “Los Conocidos de Siempre” El Cohete a la Luna del 17 de mayo de 2020.
[3] Dennis Hranitzky fue el abogado de Paul Singer (NM Elliot) que embargó la Fragata Libertad en octubre de 2012, en el puerto de Ghana, hoy es abogado de Exchange Bondholders Group. Y Gerardo Rodríguez demuestra lo funcional que son los tecnócratas que llegan a cargos decisivos en la administración pública y después pasan a ser funcionario de los acreedores.
[4] Cuando se llamaba CEA –Consejo Empresario Argentino – y estaba presidido por José Alfredo Martínez de Hoz
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*Licenciado en Economía, profesor de Política Económica y de Instituciones Monetarias e Integración Financiera Regional en la Facultad de Ciencias Económicas (UBA). Fue Director Nacional de Programación Macroeconómica. Analista senior asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE). Publicado en elcohetealaluna.com