Jessica Portocarrero|
América Latina sigue siendo la región más desigual del mundo con un índice Gini de 0.52, las grandes brechas de desigualdad en el ingreso y la redistribución de la riqueza aún están presentes en nuestra región. Según Oxfam, entre 2002 y 2015, las fortunas de los multimillonarios de América Latina crecieron en promedio 21% anual, este crecimiento fue seis veces superior al que experimentó el PIB de la región.
La salida de los flujos financieros ilícitos y la fuga de capitales productos de la evasión y elusión de impuestos, así como los privilegios tributarios de los que se sirven las empresas transnacionales para pagar menos impuesto, son los principales desafíos que enfrenta la región, ya que estas malas prácticas han venido erosionado la base impositiva de los países, además de atentar contra los recursos tributarios que son necesarios para garantizar el desarrollo de América Latina.
Según la CEPAL, la región pierde anualmente 320,000 millones de dólares producto de la evasión y la elusión fiscal, lo que representa el 6,7 % del PIB, cifra mayor a la inversión extranjera directa (137, 251.2 millones de dólares en 2014[1]).
La evasión fiscal deriva principalmente de operaciones empleadas por las empresas transnacionales a fin de pagar menos impuestos a través de mecanismos como la manipulación de precios de transferencias, la planificación fiscal, es decir el traslado artificial de sus utilidades a jurisdicciones de baja o nula tributación, con el fin de reducir la carga impositiva en aquellos países donde se genera el valor agregado (maniobras lícitas para sacar provechos de normativas imperfectas), pero también de los incentivos tributarios que se generan hacia algunos sectores en busca de atraer mayor inversión.
El último reporte de la CEPAL sobre evasión tributaria en América Latina[2] señala que durante el 2005 y 2007 la pérdida estimada de ingresos tributarios en los países de América Latina por manipulación de precios en operaciones comerciales con empresas de EEUU y de la Unión Europea superó los 31,000 millones de dólares y entre los países con mayores pérdidas fiscales acumuladas para este mismo periodo sobresalen México ($19, 941 millones) y Brasil ($6,448 millones) ambos representan el 84.3% del total de la región.
En cuanto a las tasas de evasión en el Impuesto al Valor Agregado IVA, los países de la región mostraron una tendencia decreciente entre el 2003 y 2007, sin embargo en el 2010, posterior a la crisis financiera internacional, países como El Salvador, Colombia, México y Chile presentaron incrementos en su tasa de evasión en el 2010. En el 2012 México, Colombia y especialmente Uruguay (quien presento la menor tasa de evasión en la región con un 13,4%) mostraron mejoras en términos de niveles de evasión, siendo el caso contrario para Chile, que experimentó incrementos en su tasa de evasión llegando a 24.8% en el 2012, con una leve reducción en el 2014. En el caso de los países de Centroamérica, como Costa Rica y Guatemala, estos mostraron incumplimientos en el IVA de 30% y 40% respectivamente.
Está claro que la evasión tributaria sigue siendo una de las principales debilidades del actual sistema tributario de la región, el cual proporciona a las empresas trasnacionales y a las grandes fortunas oportunidades para que eviten pagar los impuestos que deben de pagar. La pérdida de estos recursos se traduce en pérdida de oportunidades para el crecimiento de nuestras economías y el estancamiento de un crecimiento sostenido e inclusivo en la región por lo cual es esencial que los gobiernos trabajen en la implementación de un sistema tributario más progresista y justo para todos.
Notas
[1]Anuario estadístico de América Latina y el caribe.
http://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/39867/S1500739_mu.pdf?sequence=1
[2]Evasión tributaria en América Latina.
http://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/39902/S1600017_es.pdf?sequence=1